NEUROCIENCIAS
DE LAS EMOCIONES Y CONTROL DE EMOCIONES EN POBLACIÓN GENERAL Y DEPORTISTAS:
Las
emociones implican tanto al sistema nervioso autónomo como el sistema endócrino.
Las
emociones son el resultado de la distinta combinación de diferentes componentes
mentales y fisiológicos.
Es de
mucha importancia el sistema límbico, que son estructuras cerebrales dispuestas
sobre la cara medial de cada hemisferio.
El
hipotálamo controla las respuestas emocionales a través de sus conexiones con el
sistema endócrino, el sistema nervioso somático y el sistema nervioso, esto
explica las variaciones hormonales (por ejemplo cortisol elevado por estrés,
más aún en tiempos de incertidumbre por una cuarentena absurda, estando la
población más alterada y aumentando su producción de masa grasa) y activación
vegetativa en donde se producen variaciones en vasos perisféricos
(vasoconstricción y vasodilatación) de la frecuencia cardíaca y respiratoria,
del diámetro de la pupila, de la contracción visceral y de la contracción
cutánea.
El estado
de activación psicofisiológica del organismo (AUROSAL) es un factor que influye
directamente sobre los procesos de atención y actuación, puede variar desde el
sueño profundo hasta la excitación excesiva.
Principalmente
estaría afectando a deportistas que hace meses que no entrenan y no tienen un
aurosal óptimo repercutiendo en tareas motrices finas, pérdida de fuerza,
resistencia y velocidad (también afectadas por el desentrenamiento del
metabolismo).
En el
estrés el síndrome general de adaptación establece el cuadro relativo a las
distintas manifestaciones que se combinan en un individuo sometido a estrés en
donde suceden tres fases:
1 – De
alarma, en donde aparecen alteraciones en el sistema nervioso simpático y
simultáneamente por la disminución de las defensas generales del organismo
(sistema inmune), en definitiva se producen alteraciones en el sistema
muscular, cardiovascular, gastrointestinal y hormonal.
2 – De
resistencia: es la adaptación a la nueva situación donde el organismo se adapta
a la nueva situación dependiendo del estado físico y psíquico de la persona.
3 –
Agotamiento, en donde las defensas generales se sitúan nuevamente a niveles muy
bajos y no intervienen mecanismos de recuperación en donde el organismo puede
llegar a condiciones de cansancio y tensión de enfermedad o incluso a la muerte.
En el estado de ansiedad se activan mecanismos
biológicos relacionados con el estado de funcionalidad del conjunto receptor
GABA (inhibe) – receptor benzodiacepínico-canal para el cloro, cerrándose los
canales de los iones de cloro dentro de las neuronas, esto ocurre en aquellas
estructuras con una rica distribución de este complejo receptor, como el
sistema límbico, el cerebelo (corrección de movimientos entre otras funciones),
y el sistema hipotálamo-hipofisiario (regulación de masa grasa y muscular entre otras funciones).
La
consecuencia de activación de estos mecanismos aparece un estado emocional de
alarma modificando la frecuencia cardíaca, presión arterial, tensión muscular ,
sudoración cutánea y factores neuroendócrinos como el aumento de la hormona
ACTH (aumento de cortisol), y adrenalina.
Lic.
Gabriel Vercesi
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