miércoles, 12 de agosto de 2020

FUERZA Y OBESIDAD

 

FUERZA Y OBESIDAD: 

Investigaciones de fuerza estándar realizado de forma regular reduce el riesgo de enfermedad coronaria, mejora el control glucémico, modifica favorablemente el perfil de lipoproteínas y eleva el índice metabólico en reposo.

Utilizar o perder:

Un metaanálisis que examinó el valor total del ejercicio de fortalecimiento progresivo entre adultos mayores sanos mostró que esta forma de ejercicio ayuda a estos adultos a formar masa muscular e incrementar la fuerza para funcionar mejor en actividades de la vida diaria. Adultos sedentarios, con un promedio de edad de 50 años, agregaron 1 kg de músculo magro y aumentaron más de 30% la fuerza muscular general después de un entrenamiento de fuerza durante 18 a 20 semanas. La cantidad de peso levantado y la frecuencia y duración de las sesiones de entrenamiento interactúan de una manera dosis-respuesta para facilitar la mejoría. Los adultos sedentarios mayores de 50 años por lo general pierden hasta 181 g de músculo al año.

Las comparaciones del entrenamiento de fuerza convencional con el entrenamiento de resistencia indican beneficios singulares del primero en la composición corporal resume los efectos de 12 semanas de ejercicio de resistencia o entrenamiento de fuerza en varones jóvenes no sometidos a dieta y no entrenados. El entrenamiento de resistencia redujo el porcentaje de grasa corporal (peso hidrostático) a partir de una menor masa de grasa (1,6 kg; sin cambios en MCLG: masa muscular), en tanto que el de fortalecimiento disminuyó la masa grasa 2,4 kg e incrementó 2,4 kg la MCLG. Dado que la MCLG es metabólicamente más activa que la grasa corporal, conservar o aumentar este tejido con el ejercicio de fortalecimiento mantiene un mayor nivel de metabolismo en reposo, índice metabólico diario promedio y tal vez oxidación de grasas durante el reposo, factores, todos, que contrarrestan el aumento de adiposidad relacionado con la edad.

Los cambios de composición corporal de 40 mujeres obesas asignadas a uno de cuatro grupos: (1) control, no ejercicio y no dieta; (2) dieta sola, sin ejercicio (DO); (3) dieta más ejercicio de fortalecimiento (D + E), y (4) ejercicio de fortalecimiento solo, sin dieta (EO). Las mujeres entrenaron tres días a la semana durante 8 semanas.

Realizaron 10 repeticiones de cada uno de los tres grupos de ocho ejercicios de fortalecimiento. La masa corporal disminuyó con DO (4,5 kg) y D + E (3,9 kg), en comparación con EO (+0,5 kg) y controles (+0,4 kg).

Es importante destacar que la MCLG aumentó con EO (+1,1 kg), mientras que el grupo DO perdió 0,9 kg de MCLG. Los autores concluyeron que fomentar un programa de restricción calórica con entrenamiento con ejercicio de fuerza conserva mejor la MCLG que la restricción dietética sola.

El entrenamiento de fuerza activa la hormona de crecimiento y favorece la acción de la IG-1 (es una hormona , Su principal función es regular los efectos de la hormona de crecimiento) claves en la síntesis proteica muscular. Además nos sensibiliza la insulina mejorando el metabolismo de la glucosa. Esto (y no por la quema de calorías), hace que el entrenamiento de la fuerza deba ser una obligación y no una afición.

Otro entrenamiento muy importante es el entrenamiento intensivo, que provoca la síntesis de nuevas mitocondrias haciendo que las células puedan utilizar más oxígeno en el futuro (EPOC, oxidando grasas de acuerdo a la cantidad de oxígeno utilizado a las 24 y hasta 48 hs post entrenamiento) . Es básicamente aumentar el umbral de oxígeno con el que puedan trabajar y por tanto fabricar más energía. Como las mitocondrias son las centrales energéticas de nuestro cuerpo nos interesa sintetizar la mayor cantidad posible. Este entrenamiento potencia el consumo máximo de oxígeno.

Lic. Gabriel Vercesi

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